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Historia de la corrupción político-electoral en México

Historia de la corrupción político-electoral en México 

Los fraudes electorales en México son parte de nuestra historia política y han marcado etapas importantes desde hace un siglo.

El IFE inició operaciones en 1990, dos años después de las controvertidas elecciones presidenciales de 1988 en las que fue electo Carlos Salinas de Gortari, en medio de denuncias de la oposición de fraude electoral.

El primer IFE no fue autónomo, inició sesiones no como un organismo autónomo y ciudadano, sino como un organismo perteneciente al Estado.

Su primera sesión la presidió el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, y no fue hasta 1994 cuando se dio la primera gran reforma al instituto.

En 1992 se creó por primera vez una credencial para votar que incluía la fotografía del votante, la cual comenzó a servir como identificación oficial.

El proceso de ciudadanización del instituto inició en 1994.     
      
El año pasado se dio a conocer que el instituto pagaría 1.6 millones de pesos por el mantenimiento del salón de sesiones del consejo general, de su auditorio y por otras adecuaciones, lo que derivó en acusaciones de partidos.

En 1929, cuando Plutarco Elías Calles ya había formado el Partido Nacional Revolucionario, antecedente del PRI, José Vasconcelos denunció el fraude con documentos y pruebas. 

El caudillo ya dominaba el mundo de la política mexicana y la denuncia del exsecretario de Educación fue rechazada, ante lo cual Vasconcelos lanzó el Plan de Guaymas proclamándose presidente electo, desconociendo a las autoridades y convocando a una nueva revolución.

Hacía las elecciones de 1952, con el PRI ya formado y controlando todas las instituciones, Adolfo Ruiz Cortines llegó a la presidencia con denuncias de fraude por parte de Miguel Enríquez Guzmán postulado por la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano (FPPM) y Vicente Lombardo Toledano por el Partido Popular.

La misma tónica se mantuvo en los procesos electorales presidenciales hasta que el fraude se hizo más evidente en 1988 cuando Carlos Salinas llegó al poder tras la famosa “caída del sistema” imponiéndose a Cuauhtémoc Cárdenas.

Fue en ese año cuando el panista Diego Fernández de Cevallos convalidó el fraude desde la Cámara de Diputados apoyando la quema de las boletas electorales que demostraban el fraude con el que ganó Salinas de Gortari. A partir de entonces el PAN y el PRI juntaron sus voluntades para ocultar el engaño tramado desde el poder para mantenerse en la silla presidencial. Eso fue lo que pasó en 2006 con Felipe Calderón.

Un acto de financiación de un partido político es corrupto si sus autoridades partidarias o sus representantes se comprometen a tomar alguna decisión, a influir en el gobierno o en alguna agencia estatal o a dejar de cumplir alguna función  a cambio de recibir fondos económicos. 

Lo que caracteriza la financiación corrupta es que el partido político  deja de cumplir una de las funciones que las reglas del juego político le asignan a cambio de dar medios económicos o de otro tipo. La idea de intercambio de acciones políticas por dinero u otros bienes es propia de esta modalidad.