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Lo público y lo privado en las políticas públicas

Lo público y lo privado en las políticas públicas


El punto de partida del análisis de las políticas públicas es “lo público”. Como “público” podemos calificar una serie ámbitos relacionados con el gobierno, y con los bienes y servicios que éste proporciona, tales como: sector público, salud pública, transporte público, educación pública, rendición pública de cuentas, orden y seguridad pública, deuda pública, comunicaciones públicas, etc. 



Las políticas públicas son acciones que corresponden a la esfera pública. 



Pero la idea de lo que es público ha cambiado mucho con el tiempo. Como lo vimos en sesiones anteriores, en la antigüedad existía una clara distinción entre el ámbito de lo privado (oikos) y lo público (polis). 



Desde entonces hasta la actualidad, nuestra concepción sobre lo público y lo privado ha cambiado. 












Una consecuencia de la etapa histórica que denominamos modernidad, es que las líneas que dividen ambos ámbitos de la vida se han entrelazado.

Esta conexión ha tenido repercusiones importantes en el orden social y la manera de plantear la relación entre lo público y lo privado con respecto a las esferas del mercado y el Estado.


Preocupados por este problema, algunos economistas de la llamada escuela clásica, trataron de resolver las tensiones entre los intereses públicos y privados mediante la
idea de la eficiencia de los mercados y el orden espontáneo.


El argumento que sostenían economistas como Adam Smith (1723-1790), Jean-Baptiste Say (1767-1832), James Mill (1773-1836) y John Stuart Mill (1806-1973), era que bajo condiciones de libertad y elección, las personas son capaces de fomentar tanto los intereses individuales como el bienestar público, de tal manera que el Estado solamente debía cumplir con garantizar que se dieran tales condiciones.

Bajo esta concepción lo privado abarca lo empresarial y comercial, mientras que lo público recae en el ámbito de lo estatal.


Sin embargo, a lo largo del siglo XIX y principios del XX fue claro que esta concepción no bastaba para resolver muchos problemas derivados de la relación entre ambas esferas como la desigualdad, la pobreza y la exclusión social.


Pronto se vio que el orden espontaneo no era eficiente y se requería de la intervención del Estado para hacer converger los intereses hacia fines públicos.

Precisamente, el enfoque de las políticas públicas se desarrollaría en el marco de las propuestas de John Dewey (18591952) y John M. Keynes (1883-1946) para equilibrar, dirigir y administrar los intereses de lo público.


Estas ideas influyeron enormemente en el desarrollo de los sistemas de bienestar y las fórmulas de crecimiento vía sustitución de importaciones que condujeron al crecimiento del aparato burocrático estatal y el aumento de su intervención en la economía y la sociedad, que dieron origen al enfoque keynesiano de la economía.



Pero pronto se vio que este modelo tampoco era viable.



La sobrecarga fiscal del Estado comenzó a generar costos mayores a los problemas que
pretendía solucionar.



Algunos economistas como el austriaco Friedich von Hayek (1899-1992) y el norteamericano Milton Freedman (1912-2006), recuperaron los planteamientos clásicos para argumentar que el intento de usar las políticas públicas para promover los “problemas públicos” era un error ya que –a su entender–, el interés público solamente se fomenta dando mayor libertad a los intereses privados; éste es el supuesto fundamental de
la escuela neoclásica de la economía.


Ambos planteamientos –keynesiano y neoclásico– han sido la base de una amplia discusión en torno a los modelos económicos predominantes a lo largo de las últimas décadas.


Lo relevante de esta discusión para las políticas públicas es que las fronteras entre lo público y lo privado son cada vez menos claras.


Así como en economía los enfoques han señalado los efectos que tiene la falta de Estado, como los de la excesiva intervención, diversos movimientos han hecho manifiestos distintos asuntos que reclaman la atención pública.

A partir de la década de 1970 algunas corrientes alrededor del mundo han puesto en la palestra la necesidad de replantear los límites entre lo público y lo privado, así como el alcance que tienen las políticas públicas.

Grupos de estudiantes, minorías étnicas, feministas y ecologistas, abrieron en un primer momento el camino a una serie de argumentos que replantearon el ámbito y sentido de la intervención pública.

De manera reciente, movimientos como el LGBT que defiende el derecho a la no discriminación o el de los consumidores de drogas blandas, tienen un papel preponderante en la redefinición del alcance de lo privado en la vida pública.


Hoy en día podrían considerarse argumentos controversiales, pero considera que también lo fueron en su momento las reclamas de los obreros por una jornada laboral justa o la lucha de las mujeres por el sufragio, cuestiones que hoy ya son derechos efectivos.



Sin embargo, la dicotomía entre lo público-privado no está resuelta aún y es motivo de amplios debates entre académicos y políticos.


Para el estudio de las políticas públicas es importante no perder de vista esta discusión ya que, como se señaló, el punto de partida del análisis de las políticas públicas es lo público.


Las fronteras entre lo público y lo privado son cada vez más borrosas, lo cual podría generar la dificultad de distinguir con claridad qué ámbitos de acción pertenecen a cada sector, así como el debate actual sobre el alcance de los compromisos que deben tener ambos sectores con la sociedad.



Público es lo que no es objeto de apropiación particular y se halla abierto y distribuido entre los miembros de una colectividad. 


Esto nos recuerda que lo público de las políticas cambia con el tiempo.

En cada época hay temas cuya relevancia pública implica romper con ciertas concepciones y discursos, replantear alternativas y reconsiderar esquemas normativos e institucionales.


Hoy hemos aprendido que ni todo el mercado es malo ni todo lo estatal es bueno.


Actualmente sabemos las consecuencias funestas de dejar todo en manos del mercado o todo en manos del Estado.


Estos cambios se dan como parte de la discusión y el debate dentro de la esfera pública entre actores cuyos intereses pueden diferir unos de otros. 


A la discusión de estas posturas sobre alternativas públicas se le denomina política en todo el amplio sentido del término.

La síntesis de las posturas es producto de la disputa política, la cual da como resultado una serie de respuestas por parte de las autoridades gubernamentales y la administración pública.


Así pues, el sentido de lo público con relación a la política es en primer lugar la búsqueda del bienestar colectivo a través de la resolución de los problemas que la afectan.


En otras palabras, las políticas públicas, en tanto formas de acción de la política, se orientan a realizar objetivos considerados de valor para la sociedad (Aguilar, 2009).

Al respecto, el objeto principal de las políticas es, pues, la provisión de bienes públicos.