Los
huertos urbanos no representan ninguna novedad en nuestro entorno ni en nuestro
tiempo. En Europa su existencia nos devuelve a la memoria las grandes guerras,
cuando ciudades como Londres o Berlín tuvieron que convertir algunos de sus
jardines en huertas para garantizar el abastecimiento de productos frescos a la
población. Y en cultivos para conseguir alimentos básicos y baratos.
Las operaciones agrícolas urbanas están presentes en un gran
número de ciudades en todo el mundo en ubicaciones y condiciones diferentes.
Aunque en todas partes de México podemos encontrar variantes de este modelo de
producción, destaca en particular un ejemplo en México, D.F. por haber atraído
una atención significativa por parte de los medios de comunicación internacionales,
incluyendo CNN. Esta operación es Huerto Romita y está ubicada en la Colonia
Roma de dicha ciudad, justo al oeste del centro histórico.
¿Por
qué? ¿Cómo asociaciones de vecinos, administraciones locales, hortelanos y
centros educativos han llegado al
acuerdo de producir tomates y lechugas entre los edificios de sus barrios?
Seguramente por los beneficios que este tipo de prácticas han demostrado con el
paso del tiempo: además de dar uso y sentido a espacios urbanos perdidos, de
ser iniciativas de bajo coste y reversibles, también es de destacar su
aportación a la cohesión social del barrio al poner en marcha proyectos
colectivos ilusionantes; las oportunidades educativas que genera a su al
rededor y, por qué no, la reflexión que suponen, desde la práctica, sobre
hábitos alimenticios saludables, son otros de las razones por las que, a
nuestro entender, este tipo de iniciativas han resultado tan exitosas.
Ubicación.
Cuando nos encontramos inmersos en la ciudad se nos
dificulta tener un huerto urbano en zonas blandas. Al hacer uso de éste término
(zonas blandas) nos referimos al suelo, que en muchas ocasiones es representado
por un jardín. Inclusive, aquí en México es complicado realizar un huerto en
las zonas conurbadas. Por lo tanto, para tener un huerto urbano el primer paso
es buscar un lugar. Pueden ser balcones, terrazas, patios y azoteas. Después
hay que comenzar a descartar los espacios: Se requiere un lugar con 6 horas
mínimas de luz solar, preferentemente orientado hacia el Sur. Si deseas cultivar
tomates es buena esta cantidad de luz solar.
Es importante ubicar un espacio con las horas de
luz porque te servirá para dos propósitos:
1.
Las plantas se desarrollarán perfectamente pues
tendrán un ciclo muy completo de luz
2.
La factura de electricidad no aumentará
El
huerto no debe alejarse de la comunidad, no necesita de espacios periféricos
alejados de los edificios y las calles. El huerto debe ser un elemento más del
entramado urbano, estar rodeado de gente, estar a la vista de todos, incitar a
la participación, a la curiosidad del viandante. No es un espacio cerrado, su
actividad es transparente y abierta para todo aquel que quiera acercarse a la
tierra.
Cercado del huerto comunitario
Se
debe de realizar un recorrido por el barrio o colonia donde se planea implementar
los huertos, para determinar áreas y espacios disponibles donde se pueden
establecer ciertos cultivos, los cuales serán parte del huerto. Las áreas y
espacios, no necesariamente tiene que ser con grandes dimensiones de tierra;
sino lugares donde las plantas se puedan desarrollar en óptimas condiciones. Si
dichos espacios o áreas no cuentan con tierra para la siembra de cultivos, se
pueden utilizar diferentes medios como: llantas, botes, bolsas, canastas,
macetas, recipientes plásticos, entre otros, teniendo en cuenta el cuidado de
no permitir la cría de zancudos y, con ello, la proliferación de enfermedades
(Zika, chikungunya, ebola, etc.) se deben observar ciertas características que
debe poseer el terreno para establecer el huerto. Entre ellas están:
- Agua disponible para el riego de los cultivos (la fuente de agua puede ser potable, de pozo o de río).
- Fácil acceso para la comunidad.
- Protegida del ingreso de animales y personas ajenas a la comunidad.
- Poca pendiente; si el terreno presenta cierta inclinación se recomienda realizar obras de conservación de suelos. Entre algunas obras de conservación que se pueden realizar: terrazas, curvas a nivel, siembra de barreras vivas y colocación de barreras muertas, etc. con esto se logra evitar la erosión de suelo.
- Libre de cualquier fuente de contaminación como: basureros, derrames de productos químicos, envases de plaguicidas y herbicidas, etc.
- Libre de cualquier peligro como zonas electrificadas, evitar atravesar vías de acceso para llegar a la parcela.
Preparación del terreno
Uno de
los factores importantes en el desarrollo adecuado de los cultivos es la
preparación del terreno en forma oportuna, ya que las labores o actividades que
se realizan pueden afectar las características físicas, químicas y biológicas
del suelo; las cuales determinan la fertilidad, erosión, infiltración y
retención del agua. Entre las actividades de preparación del suelo están:
Para
evitar el ingreso de animales y personas ajenas al huerto se deben cercar las
áreas de los cultivos. La forma de hacerlo es utilizando postes de bambú,
cemento o madera; los cuales serán sembrados al contorno del huerto y
protegidos con tela de gallinero o con materiales disponibles como: palmas de
coco, varas de bambú, plástico entre otros.
Limpieza del terreno
Consiste
en eliminar malezas y objetos que afectan el desarrollo de los cultivos. Las malezas
compiten con los cultivos por obtener los nutrientes del suelo y además sirven
de hospederos para ciertas plagas. Estas malezas se pueden eliminar con
azadones.
Incorporación de la materia orgánica
La
materia orgánica es muy importante para la salud del suelo, necesaria para
mantener los nutrientes disponibles para las plantas y organismos del suelo,
retener la humedad, permitir que el suelo este suave y fácil de trabajar. Esta
práctica favorece una mejor fertilidad y textura del suelo. La materia orgánica
puede provenir de rastrojos de cultivos, hojas secas, estiércol seco de ganado,
cerdo, vacas y otros desperdicios de comidas y vegetales, los cuales deben ser
incorporados en el suelo donde se establecerán los cultivos del huerto escolar.
Desinfección del suelo
Se
debe incorporar cal o ceniza al suelo para evitar la presencia de enfermedades
(hongos, bacterias y virus) y plagas (orugas, babosas o gusanos y otros).
Recursos
Un
proyecto de estas dimensiones necesita una suficiente dotación de recursos.
Algunos de los que entendemos son necesarios en un primer momento son:
·
Agua: Deberá contarse con toma de agua de riego
en la parcela.
· Sistema de riego: el sistema de riego planteado
será por goteo o por manguera exudante, a fin de minimizar el gasto de agua y
dar más coherencia al aspecto ambiental del proyecto.
- Composta: a fin de generar el soporte de suelo adecuado para el cultivo, es preciso incorporar una cantidad suficiente de composta al terreno.
- Sistema de cultivo: basado en los principios de la agricultura ecológica, este sistema de cultivo permite un mantenimiento más cómodo del huerto, una mayor productividad por unidad de superficie y un control más preciso del riego y de las hierbas dañinas.
- Plantas, semillas: Los plantones del primer año, o las semillas para la producción de planta de los siguientes, se proveerán preferentemente a través de redes de intercambio de semillas. De esta forma garantizaremos la utilización de variedades locales y/o adaptadas a las condiciones del terreno, así como la recuperación de estas variedades.
- Herramientas: palas, azadones, escarbadores, etc. serán necesarias para el trabajo hortícola. Todas las herramientas que se precisen serán de tipo manual, evitando el uso de maquinaria industrial en la medida de lo posible.
- Para el desarrollo de esta iniciativa, el acuerdo entre iniciativa pública y privada es inexcusable. Y la necesidad de configurar algún tipo de acuerdo entre ambas partes, la mejor forma de dotar seguridad, rigor y transparencia a esta iniciativa.
El
modelo que, desde nuestro punto de vista, más se parece a lo que pretenden los
vecinos de la comunidad con esta propuesta es la ‘custodia del territorio’. La
custodia del territorio se entiende como el acuerdo entre los propietarios de
un territorio con aquellas personas o
entidades que lo usan para promover la conservación de sus valores naturales,
culturales y paisajísticos y en un uso responsable de los recursos.
Hasta
el momento, estas iniciativas se han aplicado en espacios fluviales y costeros,
en terrenos forestales, en el medio natural. Sin embargo, la ‘custodia urbana’
puede convertirse también en una estrategia de participación activa de los
ciudadanos para la recuperación de espacios en las ciudades. La reapropiación
de dichos espacios para la satisfacción de necesidades educativas, culturales,
ambientales, de cohesión, de alimentación, por parte de la ciudadanía puede ser
la materia prima necesaria para la estructuración y funcionalidad del
ecosistema urbano.
Con el presente proyecto, se beneficiarán alrededor de 30 familias, con
la experiencia que se adquiera y la socialización del mismo con la comunidad, pretendemos que para el siguiente ciclo de cultivos, sean
más familias las que se incorporen al beneficio de utilizar huertos familiares.